Tras la aprobación de la Ley para la Reforma Política parece clara la evolución hacia la democracia, pero la situación es frágil: el Ejército está muy intranquilo ante la evolución de los acontecimientos (pese a los esfuerzos de Manuel Gutiérrez Mellado, ministro de Defensa encargado de modernizar y controlar el Ejército), y el terrorismo del GRAPO y de ETA golpea con fuerza, lo que es aprovechado por elementos del búnker para pedir "mano dura". Habrá sobre todo dos momentos críticos, ambos relacionados con el partido comunista:
- En enero de 1977 se vivirá el momento más tenso de la transición: la matanza de Atocha, cuando pistoleros de ultraderecha asesinan a varios abogados laboralistas comunistas. La intención era provocar una escalada de violencia para sabotear el proceso, a lo que no ayuda el GRAPO secuestrando a dos importantes cargos franquistas (Oriol y Villaescusa). El gobierno permitió que el PCE organizara un multitudinario entierro pacífico y silencioso, sin ningún incidente, lo que presentó al partido como una fuerza democrática y radicalmente diferente a la imagen que daba la propaganda franquista. El rescate de los secuestrados en febrero permite superar el momento crítico.
- Desde enero los diferentes partidos políticos van siendo legalizados para presentarse a las elecciones. La línea roja del ejército era el Partido Comunista, pero unas elecciones sin este partido no hubieran sido verdaderamente democráticas, ya que el PCE había aceptado las condiciones puestas por el gobierno (aceptación de la democracia, de la monarquía y los símbolos franquistas -bandera e himno-). La solución de Suárez fue excepcionalmente arriesgada: prometer a los generales en privado que nunca legalizaría el PCE y luego aceptar la legalización a traición el Sábado Santo de 1977, en medio de las vacaciones de Semana Santa, para intentar evitar una respuesta militar. Se produjo una tremenda indignación, y dimitió uno de los ministros militares, pero se evitaron males mayores.
- Mientras, se producen otros hechos simbólicos. Se disuelve el Movimiento Nacional, se legalizan los sindicatos y se acelera el regreso de los exiliados políticos.
Por fin, el 15 de junio de 1977 se celebran las elecciones a Cortes. Son las primeras elecciones libres desde 1936. Se presentarán cientos de partidos, la mayoría con apenas unos cientos de votos (la "sopa de siglas". Si os queréis reir, aquí están todos, incluyendo la "Falange Española de las J.O.N.S." y la "Falange Española de las JONS (Auténtica)"...). Estos eran los más destacados:
- DERECHA:
- FUERZA NUEVA, de Blas Piñar (franquistas de pura cepa, los representantes del búnker, aunque hubo casi una decena de partidos que se proclamaban herederos del Movimiento. Así les fue...)
- ALIANZA POPULAR, de Manuel Fraga (franquistas aperturistas: se oponían a la legalización del PCE y a elaborar una constitución)(en 1989 se refundará y pasará a llamarse Partido Popular)
- FEDERACIÓN DE LA DEMOCRACIA CRISTIANA, con Ruiz Giménez y Jose María Gil Robles (sí, el de la CEDA)
- CENTRO:
- UNION DE CENTRO DEMOCRATICO, de Adolfo Suárez. Coalición de partidos creada a última hora (a un mes de las elecciones) como vehículo del presidente. Se apuntan desde lo más moderado del franquismo a socialdemócratas prudentes, todos de acuerdo en tocar poder. Eso le permite captar muchos tipos de votante, pero lo hace muy frágil, como veremos...
- PARTIDO NACIONALISTA VASCO, centro-derecha nacionalista, de Javier Arzalluz.
- PACTE DEMOCRATIC PER CATALUNYA (germen de la futura CiU): centro-derecha nacionalista, de Jordi Pujol
- IZQUIERDA:
- P.S.O.E., de Felipe González, socialistas. Herederos de las siglas históricas del partido pero rupturistas con los dirigentes del exilio, realizarán un camino de moderación de aquí a 1982, cuyo hito más importante será el abandono del marxismo en 1979.
- PARTIDO SOCIALISTA POPULAR, de Enrique Tierno Galván.
- PARTIDO COMUNISTA DE ESPAÑA, de Santiago Carrillo, partido hegemónico en la clandestina oposición interior que perderá fuerza en la legalidad.
El partido más votado fue la UCD de Suárez, aunque sin mayoría absoluta, seguido del PSOE. Por el contrario, el PCE y Alianza Popular obtuvieron una reducida representación, mientras que los ultraderechistas y democratacristianos se quedaron fuera.
Tras las elecciones, el proceso hacia la democracia avanza basado en el consenso, es decir, el acuerdo entre las grandes fuerzas políticas para llegar a acuerdos sobre los grandes problemas del país, aceptando ceder en sus pretensiones para alcanzar soluciones de compromiso. La política del consenso se plasmó en varios hechos:
- Los Pactos de la Moncloa: El proceso político había dejado en un segundo plano los problemas de la crisis económica, con una elevada inflación y altas tasas de paro. Para solucionarlo, Suárez propuso un pacto a las diferentes fuerzas políticas reflejado en octubre de 1977 en los Pactos de la Moncloa. En ellos, se imponían importantes sacrificios a las clases trabajadoras como la moderación salarial (cesiones de sindicatos y partidos de izquierda) a cambio de políticas sociales (consolidación del Estado del Bienestar, con mejoras de las pensiones y la prestación de desempleo) y el establecimiento de un impuesto sobre la renta, el IRPF (cesiones de patronal y partidos de derechas).
- Los gobiernos preautonómicos: El nacionalismo vasco y catalán venían reclamando el restablecimiento de la autonomía. En septiembre, tras una multitudinaria manifestación en Barcelona reclamando la autonomía, el gobierno restablece la Generalitat Catalana. Desde el exilio vuelve Josep Tarradellas para convertirse en su presidente. En enero, a su vez, se constituía la preautonomía vasca. Poco a poco otras regiones accedieron a un régimen preautonómico.
- La Ley de Amnistía de 1977: También en octubre se aprobó la Ley de Amnistía que afectaba a todos los delitos de intencionalidad política realizados hasta el momento de su aprobación. En la práctica, dicha ley significaba la liberación de todos los presos de ETA, incluso los afectados por delitos de sangre, así como la impunidad para los miembros de las fuerzas de seguridad y del Estado franquista responsables de la represión.
El más nítido fruto del consenso fue la Constitución de 1978. De su elaboración se encargó una ponencia de 7 miembros (los padres de la Constitución: Gabriel Cisneros (UCD), José Pedro Pérez-Llorca (UCD), Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón (UCD), Miquel Roca i Junyent (Pacte Democràtic per Catalunya), Manuel Fraga Iribarne (AP), Gregorio Peces-Barba (PSOE) y Jordi Solé Tura (PSUC)) que reflejaban todas las tendencias políticas.
El proceso fue dificultoso, con numerosos problemas con las cuestiones habituales (sobre todo, Iglesia y unidad de España). Muchos de los problemas se solucionaron mediante reuniones de los nº2 de UCD y PSOE (Abril Martorell y Alfonso Guerra), o directamente entre Suárez y González. Finalmente, en octubre de 1978, se aprobó el texto definitivo por parte de las Cortes.
Sus principales características son:
- Es una constitución de consenso que permite un amplio espectro de políticas. Al mismo tiempo es muy rígida, es decir, es muy complicado modificarla (exige grandes mayorías parlamentarias y referéndums para las partes más importantes). Esto es así para conseguir estabilidad: "caben" políticas de derechas y de izquierdas y desincentiva los cambios.
- Es larga (169 artículos) y presenta una estructura tradicional: una primera parte dogmática, con los grandes principios y derechos fundamentales, y una segunda orgánica, con la organización del Estado y sus poderes.
- Establece un estado social y democrático de derecho, con una monarquía parlamentaria en la que el Rey es Jefe del Estado pero carece de poderes efectivos.
- Se puede considerar progresista, ya que establece una declaración de derechos y deberes muy amplia y completa, con derechos civiles (vida, libertad, propiedad privada...), políticos (libertad de expresión, reunión, asociación, derecho de huelga...) y sociales (a la educación, la vivienda, al trabajo, a la protección social, etc.). Establece la aconfesionalidad del Estado (que no laicismo) y la libertad religiosa, aunque se reconoce la especial colaboración con la Iglesia Católica. Prohíbe la pena de muerte (salvo en tiempo de guerra).
- Establece una clara separación de poderes: el legislativo reside en unas Cortes bicamerales (Congreso de los Diputados y Senado) elegidas por sufragio universal. La circunscripción electoral es la provincia. El Congreso elige diputados de acuerdo con la población de cada provincia, mientras que el Senado tiene carácter de cámara territorial.
- El poder ejecutivo reside en el gobierno. Su presidente es propuesto por el rey pero debe ser votado por el Congreso de los Diputados.
- El poder judicial reside en los Tribunales, cuyo órgano representativo es el Consejo General del Poder Judicial. Se contempla el jurado y un Tribunal Constitucional que se encarga de proteger la Constitución; frente a las leyes, anulando las que entren en conflicto con la misma, o frente a cualquier infracción de los derechos fundamentales recogidos en la misma.
- La parte más controvertida de la constitución es la relativa a la cuestión territorial. Artículo 2: "La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas". Por lo tanto, reconoce la autonomía política a las regiones y nacionalidades históricas, diferenciando entre unas y otras, como se desarrolla en el título VIII “De la ordenación territorial”. Nacionalidades históricas son consideradas aquellas que ya tenían antecedentes históricos de acceso al autogobierno durante la República y la Guerra Civil (Cataluña, País Vasco, Galicia). Por ello, en teoría accederían a mayor capacidad de autogobierno y además de manera más rápida (artículo 151), en tanto que las regiones obtenían menos competencias y de manera más lenta (artículo 143). Andalucía, inesperadamente, accedió al 151 al aprobarlo por referéndum (una vía en teoría "imposible" por las enormes mayorías que se requerían), lo que al final hizo que la diferencia entre ambas vías se diluyera. Se ofreció la oportunidad a cada autonomía de crear su Estatuto de Autonomía y sus propios parlamentos y gobierno (lo que se llamó café para todos, que intentaba evitar desigualdades entre regiones). La Constitución reconoce, además, un régimen de autonomía fiscal, basado en derechos históricos de tipo foral a Navarra y el País Vasco (Franco se los había mantenido a Navarra y a Álava), que de esta forma son las dos comunidades con más autonomía política y económica.
La constitución fue aprobada por las Cortes por todas las fuerzas políticas salvo por Alianza Popular, disconforme con la descentralización autonómica, y el PNV, descontento porque la Constitución no contemplaba el respeto total a los derechos forales. El 6 de diciembre de 1978 el pueblo aprobó el texto en referendum con una alta participación y un 87% de votos afirmativos. Sólo en el País Vasco la suma de abstenciones y votos negativos superó a los votos afirmativos. El 29 de diciembre de ese año fue publicada y entró en vigor (debió haber sido publicada el 28 de diciembre, pero se cortaron por motivos obvios).
La constitución de 1978 va camino de ser la más longeva de la historia superando a la de 1876, y se puede decir sin controversia que ha presidido la etapa más próspera y libre de nuestro país. Dicho lo cual, no le vendría mal una visita al taller, como a cualquier otro texto legal que es inevitablemente hijo de su tiempo. El problema es que para eso tendríamos que recuperar al menos una pequeña parte del consenso que la hizo posible en primer lugar.
Esta etapa aparece descrita en el libro en las páginas 411 a 420
Enlace 1 (puntos 5 y 6) - Enlace 2 (páginas 1 a 6) - Enlace 3 (comentario)
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