lunes, 15 de abril de 2019

Esquema tema 22: La agonía del franquismo y los inicios de la Transición

El franquismo como sistema político, pese a los cambios sufridos a lo largo de su trayectoria, es en esencia un sistema político hijo de su tiempo, los años 30, por lo que a medida que el tiempo pasa, y sobre todo tras la modernización social de la década de los 60, va a resultar cada vez más anacrónico. Esta situación va a hacerse dolorosamente obvia a partir de 1973, un año crucial por varios motivos:
  • Crisis política: El franquismo se llama así por algo, y el fundamento biológico del mismo (Paco para los amigos) está en 1973 en un declive físico imparable (en cristiano: Franco se muere). Tanto es así que ese año renuncia a uno de sus poderes: el de jefe de Gobierno, que cede a Luis Carrero Blanco, su eterno lugarteniente. Poco dura: a finales de ese  mismo año es asesinado por ETA en un atentado (Operación Ogro). Es un duro golpe personal para Franco y político para el régimen (opinión personal: no tanto. Carrero Blanco era un militar tradicional en edad de jubilación; no hubiera estado en absoluto de acuerdo con los cambios posteriores a la muerte de Franco, pero con casi total seguridad se hubiera jubilado antes que oponerse al Rey). Lo sustituye Arias Navarro (el de "Españoles, Franco ha muerto"), un alto burócrata del franquismo completamente superado por la situación. Intentará en 1974 una timidísima apertura a la democracia (el llamado espíritu del 12 de Febrero), rápidamente abortada por los franquistas más duros (representados por un artículo de Girón de Velasco en el periódico Arriba, el llamado "gironazo").
  • Crisis económica: el "milagro económico" español estaba sostenido por el turismo, la inversión extranjera y las remesas de divisas enviadas por los inmigrantes; en 1973, la crisis del petróleo golpea con dureza las economías occidentales y disminuye notablemente estos motores. El régimen franquista, ya en plena descomposición, evita tomar cualquier tipo de medida impopular, por lo que la situación económica empeora notablemente.
  • Crisis internacional:  En 1974 caen en Portugal y Grecia sus dos dictaduras, aumentando la soledad del régimen franquista, cada vez más lejos del sueño de entrar en la CEE debido a las continuas protestas en toda Europa por las violaciones de derechos humanos (por ejemplo, por las ejecuciones de miembros de ETA o del FRAP). En cualquier caso, el mayor problema va a ser la crisis del Sáhara. El Sáhara era la última colonia española en África. El gobierno había anunciado un referéndum entre el pueblo saharaui para que éste decidiera su futuro político. Pero, aprovechando la agonía de Franco a finales de 1975, el rey Hassán II de Marruecos organiza la llamada Marcha Verde, expedición de miles de voluntarios sobre el Sáhara (muchos de ellos mujeres, ancianos y niños), con la que quiere presionar para que España le ceda el territorio. Se teme que la llegada de la Marcha Verde a la frontera desemboque en un conflicto. Finalmente, se llega al Acuerdo de Madrid por el que España cede el territorio a Marruecos y Mauritania, olvidando la promesa de referéndum hecha al pueblo saharaui.
Con este panorama, la salud de Franco entra en un declive irreversible tras su última aparición el 1 de octubre de 1975 en la Plaza de Oriente, finalizando su penosa agonía el 20 de Noviembre de ese mismo año. Juan Carlos I es proclamado rey el día 22, comenzando la Transición.

Se denomina Transición a la evolución gradual que se produce desde la Dictadura franquista hasta la democracia. Su duración es tema de discusión: comienza con la muerte de Franco, pero para algunos termina con las primeras elecciones en 1977, para otros con la aprobación de la Constitución en diciembre de 1978 y para unos terceros con la victoria del PSOE en las elecciones de 1982. En cualquier caso, consiste básicamente en la modernización de un sistema político anacrónico y extraño al entorno internacional para adaptarlo a la realidad económica y social española. 

Los diferentes grupos sociales, a diferencia de lo que ocurría en los años 30, eran proclives a la democracia. El movimiento obrero ya no era revolucionario, quería consolidar su bienestar económico y apostaba por la negociación dentro del capitalismo. Las nuevas elites económicas tampoco ven al movimiento obrero como un fenómeno al que reprimir con un poder autoritario y, por el contrario, buscan integrarse en Europa y en el capitalismo internacional para lo que es fundamental la evolución democrática. Finalmente, la Monarquía también ve en la democracia su oportunidad para consolidarse, presentándose como defensor y garantía de las libertades frente a las amenazas de involución.

En este contexto, ante los posibles cambios políticos se perfilan tres posibilidades:


– Los continuistas (conocidos como el búnker), se mantienen fieles al espíritu de Franco y se oponen a cualquier reforma. Son minoritarios en el conjunto de la sociedad pero tienen peso entre las Fuerzas Armadas y los servicios de Seguridad.

– Los rupturistas: creen que desde el franquismo no puede hacerse una reforma hacia la democracia. Consideran necesario romper con el sistema vigente para formar un Gobierno Provisional que legalice partidos y convoque elecciones a Cortes Constituyentes. Es la postura de casi toda la oposición.
– Los reformistas: son partidarios de iniciar una reforma dirigida desde la Dictadura para dar lugar a una democracia controlada. Favorecida por los poderes económicos y el entorno internacional (sobre todo EEUU). Los principales representantes de esta postura serán el Rey y Adolfo Suárez.

La mayor parte de la sociedad apuesta por los cambios. Sin embargo, existe un temor amplio a que los sobresaltos políticos puedan poner en peligro el bienestar adquirido o propiciar una nueva guerra civil. Esto limitará las posibilidades de la ruptura y favorecerá inicialmente las posibilidades de los reformistas.

El Rey se apoya en el presidente de las Cortes, Torcuato Fernández Miranda, ideólogo del proceso de reforma (resumido en la fórmula "de la ley a la ley", es decir, pasar de las leyes franquistas a un verdadero Estado de Derecho utilizado las posibilidades de reforma de sistema anterior) (sí, niños y niñas, vivimos bajo un sistema político ideado por un señor que se llamaba Torcuato. Reflexionad sobre ello. © Manel Fontdevila). 

Un importante obstáculo era el heredado presidente del Gobierno, Arias Navarro, que ni realiza las reformas necesarias ni puede detener la conflictividad social (por ejemplo, los sucesos de Vitoria, donde varios trabajadores mueren durante la represión de una manifestación, y los sucesos de Montejurra, donde, ante la pasividad de la policía, pistoleros carlistas de ultraderecha asesinan a carlistas de izquierda rivales. Sí, carlistas de izquierda, habéis leído bien. Crazy times.). El Rey, en el mejor estilo Borbón, provoca su dimisión y consigue la elección de Adolfo Suárez como nuevo presidente. Suárez era un dirigente del franquismo (Secretario General del Movimiento, director de TVE), pero al mismo tiempo era lo suficientemente joven como para poder "conectar" con la nueva realidad social, por lo que podía moverse entre dos aguas para realizar la voladura controlada del régimen.

Su gobierno fue recibido con escepticismo por todo el mundo, pero especialmente por la oposición ("El País", recién creado, lo recibió con un artículo titulado "¡Qué error, qué inmenso error!"). Sin embargo, impulsa la reforma política y comienza a realizar cambios:
  • Decreta una amnistía que deja en libertad a muchos presos políticos
  • Utiliza un nuevo lenguaje que habla de soberanía popular, libertades y democracia.
  • Inicia contactos con la oposición política, dejando claro su intención democratizadora pero bajo sus condiciones (como, por ejemplo, el no cuestionamiento de la monarquía)
La piedra angular de la operación era la Ley de Reforma Política de septiembre de 1976: una octava ley fundamental que, básicamente, permitía la realización de elecciones parlamentarias con sufragio universal. La ley era lo suficientemente ambigua como para que cada uno viera lo que quisiese ver: los franquistas más duros vieron el simple maquillaje del régimen y los reformistas la posibilidad de un cambio real. Ayudó que Suárez mintiera a diestro y siniestro para conseguir el apoyo de todos. Así, una ley que tenía el embrión del fin del franquismo fue aprobada por unas Cortes completamente franquistas por enorme mayoría (el llamado hara-kiri, porque las Cortes franquistas votaron una ley que significaba su propia muerte).

Sin embargo, la prueba definitiva era su aprobación en referéndum, en lo que fue el plebiscito definitivo entre las tres opciones post-Franco: el búnker hizo campaña por el voto negativo, y la oposición, que consideraba la ley muy insuficiente, recomendó la abstención. Los resultados de la votación de diciembre de 1976 fueron claros: 77% de participación y 94% de votos afirmativos. Adolfo Suárez tenía un claro apoyo popular para culminar la Transición.

Esta etapa aparece descrita en el libro en las páginas 394-399 y 406-411

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